Leonardo Da Vinci introdujo en sus pinturas una perspectiva diferente al resto de artistas del Renacimiento italiano. El 2019 fue año de su conmemoración, y surgen nuevos interrogantes sobre sus composiciones e iconografía, estudiada durante décadas por expertos de todo el mundo. A los aspectos formales ya conocidos como el "sfumato" o su composición piramidal, sus obras se acompañan de una mística permanente. De La Virgen de las Rocas hay dos versiones en Louvre y National Gallery, ambas con elementos que convierten la obra en una representación compleja, que vuelven a retomar hipótesis sobre su significación global.

En el centro de la obra, la figura de una Virgen idealizada con Jesús y Juan Bautista en plena armonía, contrasta con la palmera situada a la espalda de este último. Una palmera en una escena alpina, poco habitual,  supone un mensaje único y subversivo, una interpretación que va más haya de los meramente compositivo. Al igual que la concha de Vieira abierta, tras la mano derecha de María

Los elementos de la composición son arriesgados, según los investigadores, aludir a conchas marinas en paisajes montañosos, desmonta un mensaje meramente formal. Evidencia que la enseñanzas de la Iglesia sobre la creación de la Tierra era supersticiosas y erróneas, o al menos es lo que se puede desprender de todas estas interpretaciones estudiadas por iconografía y composición. En el fondo de la obra un perro con correa, que hasta ahora no era visible, representa la desobediencia del artista. De alguna manera denuncia la corrupción el papado .

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